Monday, April 10, 2006

ESCÁNDALO EN EL ARTE: VARGAS LLOSA, LA CULTURA DE LAS ARGOLLAS Y EL FRACASO DE LA DERECHA EN EL PERÚ

Escaramuza en Liliput
Escribe: Mario Vargas Llosa,

Cuando cumplió ochenta años, Fernando de Szyszlo, el mayor artista peruano vivo y el más conocido y prestigiado fuera del Perú, recibió sinnúmero de homenajes de sus compatriotas, que le reconocían toda una vida de entrega a la creación y de compromiso con la cultura en su país.

¿Qué ha ocurrido para que apenas ocho meses después decenas de pintores y escultores peruanos firmen manifiestos contra él y lo crucifiquen en entrevistas que a menudo disimulan apenas la hostilidad y la vindicta personal?
Pues ha pasado que los miembros de la directiva del Instituto de Arte Contemporáneo --proyecto privado en gestación-- hicieron saber que el futuro museo llevaría el nombre de Fernando de Szyszlo. Las acusaciones comprenden un vasto registro: vanidad, egolatría, conspiración de una elite oligárquica para privilegiar a 'su pintor', acto de menosprecio contra el resto de los artistas nacionales, y paro de contar. Un interesante episodio para reflexionar sobre el gran arte, la cultura de campanario y las pequeñeces humanas.
El Instituto de Arte Contemporáneo nació en los años cincuenta, por iniciativa de un grupo de aficionados al arte, sin el menor apoyo oficial, y gracias a él los peruanos pudieron conocer a buen número de artistas latinoamericanos y europeos que expusieron en su pequeña y cálida galería del jirón Ocoña, en el Centro de Lima. Yo la recuerdo bien, siempre pasaba por allí a echar un vistazo en mis años universitarios, cuando la dirigía Sebastián Salazar Bondy. El IAC fue la puerta de entrada de los movimientos y escuelas de vanguardia a ese país embotellado que era el Perú, culturalmente hablando. Por eso mismo, el IAC fue una de las víctimas de la dictadura militar del general Velasco Alvarado y debió cerrar sus puertas. Su valiosa pinacoteca solo ha podido ser parcialmente exhibida desde entonces.

Un pequeño grupo de entusiastas lleva años tratando de resucitarlo, haciendo toda clase de esfuerzos, para construir un local propio. Hay que decir que Szyszlo es una de las personas que más entusiasmo y tiempo ha dedicado a este empeño, que, por desgracia, ha tenido muy escaso apoyo de parte de las empresas e instituciones de la sociedad civil y, en lo que concierne al Estado, cuando no total indiferencia, franca hostilidad.
Hace algunos años el IAC realizó una subasta para reunir fondos, de pinturas y esculturas donadas por muchos artistas peruanos y extranjeros. Buen número de los objetores a que el museo lleve el nombre de Szyszlo alegan que ellos donaron obras para aquella subasta y que nunca recibieron información sobre la venta y la manera como se invirtió lo obtenido. En eso, sin duda, les asiste la razón y es necesario que los directivos del IAC suministren cuanto antes la explicación correspondiente. Tengo entendido que en aquella subasta se obtuvo algo más de 600 mil dólares y que con ese dinero se ha construido el esqueleto del futuro museo en un terreno que cedió para tal fin la municipalidad de Barranco. Pero, desde entonces, los directivos del IAC no han podido reunir el dinero que falta para terminar la obra, antes de que se cumpla el plazo en que se comprometieron a inaugurar el local.

Aquí mi historia se interrumpe, para contar otra historia (ambas se juntarán más tarde, como en las novelas) que comienza con el viaje de un importante economista. Estuvo en México y visitó el Museo Tamayo. En Venezuela y conoció el Museo dedicado a Soto. En Colombia lo deslumbró el dedicado a Botero. Y lo mismo le ocurrió en Quito con el de Guayasamín. Se preguntó entonces: "¿Por qué no existe un Museo Szyszlo en el Perú?". Apenas regresó a Lima, reunió a unos amigos y les propuso crear un patronato para reunir fondos destinados a la construcción de un museo que expusiera la obra del gran pintor peruano. La idea fue apoyada con entusiasmo. Hombres ejecutivos, asesorados por excelentes arquitectos, de inmediato buscaron y encontraron una antigua casa de Barranco apropiada para tal fin. Fernando de Szyszlo se enteró de todo esto sorprendido, pues nunca se le había pasado por la cabeza la idea de un museo dedicado a él. Y ofreció donar una importante muestra de su obra a la nueva institución.
Aquí entro yo en la historia, porque, conociendo mi vieja amistad con Szyszlo, los directivos del IAC me llamaron para pedirme que los ayudara en una gestión que acababa de ocurrírseles para salvar el proyecto del IAC, que, debido a la falta de recursos, podía colapsar: proponer a Szyszlo que, a su vez, propusiera a los empresarios que trabajaban en el proyecto del museo dedicado a su obra que fundieran ambas iniciativas en una sola y dedicaran todos los recursos a terminar el Museo de Arte Contemporáneo, el que, por ello mismo, llevaría el nombre del pintor al que querían homenajear.

Hago mea culpa: fui una de las personas que animó a Szyszlo a aceptar dicha propuesta, y él, que es un hombre generoso y que ama a su país, accedió, para que el Perú tuviera por fin un Museo de Arte Moderno. En estos días, leyendo los improperios que llueven sobre él, me digo una vez más que nadie sabe para quien trabaja: queriendo promover una iniciativa que favoreciera sobre todo a los artistas y aficionados al arte del Perú, terminamos llevando a un pintor que admiramos y queremos al paredón y facilitando a todos los que no le perdonan que sea un artista original y fecundo, que exponga tanto en el Perú y en el extranjero, y que sus cuadros enriquezcan tantos museos y colecciones particulares, un excelente pretexto para hacerle pagar caro su talento y su fama.
La envidia que el gigante despierta entre los pigmeos es perfectamente comprensible y, hasta cierto punto, legítima. ¿Cómo no odiarían a alguien que los hace conscientes de su propio fracaso, de su escaso vuelo, acaso de las injusticias que les cerraron a ellos las puertas y oportunidades de triunfar? Lo que nunca he acabado de entender es que la envidia haga presa también de quienes tienen talento y éxito. ¿Acaso el éxito de un artista impide el de otros? En el arte, como en la literatura, el éxito de un colega debe entusiasmarnos, porque un cuadro o un libro no es un producto manufacturado que al triunfar en el mercado derrota a sus competidores. Por el contrario: un objeto cultural crea adicción y aumenta el mercado, obra por la difusión y el éxito de los otros. Entre los firmantes de los manifiestos y diatribas contra Szyszlo hay artistas reconocidos internacionalmente, que gozan de prestigio y venden sus obras a altos precios a clientes que se las disputan. ¿Qué daño les ha hecho ese pintor que, más bien, los ha ayudado, permitiendo que la pintura peruana cruce las fronteras dentro de las que vivía confinada?

Tal vez la explicación esté en el dicho: "Pueblo pequeño, infierno grande". El Perú no es nada pequeño, su territorio es tres veces el de España y su población se va acercando a los treinta millones. Pero en el ámbito de la cultura es todavía Liliput. Y, los creadores de cualquier género viven aquí con un irremediable sentimiento de encierro y marginalidad, de asfixia, lo que exacerba las rivalidades, las guerras intestinas, los odios y emulaciones fratricidas. Y la permanente sospecha de que en este pequeño ámbito no hay espacio más que para uno solo, que si alguien tiene éxito desaparece a los demás. "Tener éxito" en un contexto así significa arrostrar la furia y la enemistad de los colegas. No es extraño, por eso, que tantos escritores y artistas jóvenes sueñen con escapar de esa opresiva trampa y exiliarse a lugares donde crear sea una experiencia más exaltante, menos castradora y sórdida. Yo fui uno de ellos. Desde mi adolescencia estuve absolutamente seguro de que si no escapaba, mi vocación sería derrotada por esa 'madrastra de sus hijos', como llamó a nuestro país el Inca Garcilaso de la Vega.
Szyszlo nunca creyó ni aceptó esto. Para él, crear, pintar, fue siempre inseparable de vivir y luchar aquí, tratar de sacar al Perú de la provincia y el campanario, abrirlo a la modernidad y al intercambio con los grandes centros de la cultura. Y por eso siempre volvió del extranjero a su tierra a seguir dando una batalla cívica y cultural, a la vez que construía su propia obra, rigurosa, ambiciosa y original.
¿Cómo terminará esta escaramuza? En el largo plazo, no me cabe duda alguna. En lo inmediato, me temo que los liliputienses terminen derribando a Gulliver. (publicado en el Comercio el 9-4-06)


Polémica en torno al Museo de Arte Contemporáneo de Lima
La sección cultural del diario La Primera publica hoy un amplio reportaje de Catherine Lanseros con relación a una polémica suscitada en torno a la creación del hasta hoy inconcluso Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Lima. La nota incluye una entrevista al pintor Gerardo Chávez, quien también es entrevistado en Perú 21 sobre el mismo tema. Un nutrido e importante grupo de artistas, al enterarse que el Museo estaría por llevar como nombre el del reconocido pintor Fernando de Szyszlo, prácticamente ha puesto el grito en el cielo y ha emitido un comunicado. "Para llegar a la versión final, lo hemos cambiado seis veces", comenta Chávez en Perú 21. "¿Haciéndolo más 'light'?": "Haciéndolo menos polémico, porque no se trata de herir a nadie ni de hacer hígado". El documento, comenta a La Primera, ha sido firmado, además de Chávez, por "Carlos Revilla, Venancio Shinki, Alberto Guzmán, Enrique Galdós Rivas, Leoncio Villanueva, Elda Di Malio, Benito Rosas, entre otros, además de artistas plásticos jóvenes, poetas, músicos y personajes vinculados a las artes". El comunicado pide que el MAC no lleve ningún nombre propio, que se explique por qué está inconcluso, así como el destino de los fondos obtenidos a través del aporte de los artistas. Y concluye sosteniendo que los firmantes "siempre desearon que la construcción de tan importante centro cultural fuese abierta a un concurso público de Arquitectura (sin olvidar el éxito de algunos arquitectos peruanos en el extranjero) y a la participación de empresas privadas y otras instituciones, para que pueda convertirse en un gran punto de encuentro de la artes plásticas contemporáneas peruanas a favor de la ciudadanía y del turismo".
La historia de cómo se ha venido sucediendo esta discusión pueden leerla completa en el informe de Lanseros. Quiero destacar más bien la acusación de Chávez con relación a una "argolla", pues me trae a la memoria la extensa (en tiempo y número de implicados) polémica entre "andinos" y "criollos" iniciada a partir del Encuentro de escritores peruanos en Madrid en mayo del año pasado. En esta ocasión, Chávez acusa de elitista y antidemocrático al sector que considera que el MAC debe llevar el nombre del prestigioso pintor Fernando de Szyszlo. "¿Hay una 'argolla' que margina a quienes no están en ella?", le pregunta Catherine Lanseros: "Aquí existe eso y es muy antidemocrático, creo que se nos debe dar la oportunidad… Creo que a pesar de todo debemos reaccionar con amor porque queremos construir, que se nos dé nuestro lugar y que estas argollas de ciertos amigotes, que comprendan, que aquí los culpables de estas situaciones como de guerra las crea la derecha, yo creo que eso es. Estamos indignados y a mí no me sorprende para nada que mañana tengamos Humala y pasado otro Humala y así, porque nos crean como odio, situaciones un poco tensas. La verdad es que es embarazosa esta situación, es de una terrible tristeza". En Perú 21 el pintor también dice: "Creo que el grupo de amigos de Szyszlo se quiere y se estima mucho -entre ellos se apoyan-, cosa que no pasa con el resto de artistas". "¿Ve a este grupo como una cúpula?": "Sí, para qué le voy a mentir. Siento que hay una cúpula que resulta peligrosa, porque es sectaria. Se siente superior y, bueno, acoge al mejor escritor, al mejor pintor, al mejor diario, al mejor empresario. Es un Estado cultural que es peligroso porque, mañana, nosotros no vamos a poder reclamar. Siento falta de generosidad de su parte, porque si bien es un grupo preparado, debería extenderse hacia los que no han tenido la misma suerte, democratizarse, no crear ese ambiente de exclusión en nuestro país. Es extrañísimo: uno abre el diario y se encuentra con Szyszlo y Vargas Llosa. Estamos aislados, no hemos tenido la inteligencia de crear un grupo para defendernos".
Definitivamente, esta historia continúa.

Fernando de Szyszlo: Esto no es más que una suma de mezquindades
Fernando de Szyszlo aclara su posición sobre el ofrecimiento que le hicieron de ponerle su nombre al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y afirma que prefiere alejarse de todo debate.
Fernando de Szyszlo está dolido. La voluntad de ponerle su nombre al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) ha generado una polémica de la que se siente ajeno. "Desde el año 55 vengo luchando por un museo de arte contemporáneo para el país. El espectáculo que vemos estos días no es más que una suma de mezquindades, producto de una enorme desinformación".
Como se sabe, la iniciativa de ponerle al MAC el nombre de uno de nuestros pintores más destacados no salió de él sino de su recién formado patronato, encabezado por el ex viceministro de Justicia Pedro Cateriano. Le preguntamos a Szyszlo: ¿por qué no se negó a esta propuesta? "Cómo iba a negarme. Lo que se me propuso fue un acto de inmensa generosidad. No voy a decir más porque no me compete. Quiero alejarme de esta bilis que me es ajena".

LA PALABRA DEL PATRONATO. Ayer, después de varios días de intentos frustrados, Perú.21 al fin pudo comunicarse con Frederick Cooper -del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), entidad encargada, hasta hace poco, de hacer realidad el museo- y con el presidente del Patronato del MAC, Pedro Cateriano. Ninguno quiso pronunciarse sobre el tema. Cateriano, sin embargo, hizo hincapié en que ambos organismos -el IAC y el patronato- tienen personerías jurídicas distintas. Cooper manifestó que, antes de declarar, esperaba reunirse con los demás miembros del Patronato para determinar qué acciones se tomaran.

SIGUEN RECOLECTANDO FIRMAS. Mientras tanto, sigue circulando el comunicado de artistas y personas vinculadas a la cultura que se oponen a que el MAC lleve el nombre de Szyszlo y que, además, exigen cuentas al IAC por las obras con las que colaboraron para la subasta pro fondos. Ramiro Llona, Carlos Runcie Tanaka y otros incluyeron sus firmas el fin de semana.

Más sobre el MAC
La periodista Catherine Lanseros, de la sección cultural del diario La Primera, hace eco de las declaraciones brindadas el día de ayer por Fernando de Szyszlo en Perú 21, con relación a la reacción, vía un comunicado, de un numeroso e importante grupo de artistas respecto a la propuesta por parte del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) para que el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) lleve su nombre (Szyszlo manifiestó que "el espectáculo que vemos estos días no es más que una suma de mezquindades, producto de una enorme desinformación") y ha entrevistado a varios de los pintores firmantes para conocer sus descargos. Así, Venancio Shinki expresa que "Szyszlo no es el problema" y agrega que "él tiene capacidad económica para hacer un museo suyo, y así el Perú tendría dos museos"; Gerardo Chávez recurre a la sicología para explicarse la reacción de Szyszlo ("si hay alguien mezquino es él, proyección se llama eso en psicología"); José Tola prácticamente ordena a la periodista (después de manifestar que lo dicho por Szyszlo le "parece una imbecilidad") que "ponga bien claro que no tiene por qué llamarse museo de Szyszlo"; Elda Di Malio "promete que buscará un diccionario para ver si la palabra mezquino tiene otro significado, uno que ella no conoce"; Benito Rosas comenta que tiene "25 años haciendo arte en este país y eso no es un acto de mezquindad, es un punto de vista. Me parece que el MAC no debe tener el nombre de una persona viva"; Carlos Runcie Tanaka, "con una elegancia que su colega Szyszlo no tuvo", escribe Lanseros, ofrece algunas alternativas al impase diciendo que "cuando los museos deciden hacer un homenaje a alguien, suelen designar una sala que lleva el nombre del artista y alberga su obra, ésta podría ser una solución". Por otro lado, Pedro Cateriano, "presidente del patronato creado para terminar el MAC y que decidió ponerle el nombre de Fernando de Szyszlo", y Frederick Cooper de la directiva del IAC, se han limitado a manifestar que no brindarán declaraciones, y que dentro de unos días publicarán "en una página web el balance de la institución, para que lo vean quienes lo deseen". Perú 21 recoge esta misma información de parte de Cateriano y Cooper hoy en su sección cultural.

Artistas a Szyszlo: “Nuestra posición no es mezquina”
Tras días de silencio, Fernando de Szyszlo respondió a los artistas y amantes del arte que firmaron un comunicado pidiendo que el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) que se construye en Barranco no lleve su nombre, entre otras cosas.
Szyszlo refirió ayer en otro diario que desde el año ‘55 viene luchando por un MAC para el país, y que “el espectáculo que vemos estos días no es más que una suma de mezquindades, producto de una enorme desinformación”. Además, preguntado sobre por qué no se negó a que el MAC llevara su nombre, Szyszlo señaló: “Cómo iba a negarme. Lo que se me propuso fue un acto de inmensa generosidad. No voy a decir más porque no me compete. Quiero alejarme de esta bilis que me es ajena”.
Ante esto, importantes artistas plásticos del país han decidido no callar. Creen que no son ellos los mezquinos, que Szyszlo sí debió negarse, y están de acuerdo en que sobre el MAC hay desinformación, pero originada por el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), que preside Frederick Cooper, y conforman algunos otros amigos de Szyszlo. Acto de generosidad, creen ellos, hubiera sido que el MAC sea de todos como se planteó en un inicio, y no de un solo artista.

Un espejo, por favor
Le contamos al artista Venancio Shinki lo que manifestó Szyszlo, eso de la mezquindad. “¡Ay Dios, no sé cómo responder a esa afirmación de Szyszlo! (El problema) ahí no es Szyszlo, sino la nueva administración de Cateriano y un grupo de amigos de Szyszlo.
Todos esperamos desde hace tiempo, donamos obras para que se tenga dinero y se haga el museo. Los amigos extranjeros me llaman porque se han enterado de lo que está pasando y me dicen ‘he dado mis obras para crear el MAC del Perú, no el de Szyszlo.
Mire, él tiene capacidad económica para hacer un museo suyo, y así el Perú tendría dos museos. Esto me parece una cosa tremenda”, nos comentó Shinki, apenado.

Su colega Gerardo Chávez también está desconcertado. “Creo que él (Szyszlo) se está planteando a sí mismo, porque si hay alguien mezquino es él, proyección se llama eso en psicología.
Creo que Cooper y ese grupo deben entregar ese patronato a otra gente. Están regalando a Szyszlo, generosamente como él lo dice, el nombre de un museo con dinero del municipio, porque el terreno es de Barranco, y con un esfuerzo de todos los artistas que dimos obras para que lo construyan.
El señor Szyszlo dice que desde el año ‘55 él está luchando para que el país tenga un MAC, pero jamás se pensó, o él sí lo pensó en todo caso, que se iba a llamar Szyszlo”, anotó Chávez.
El pintor José Tola, siempre punzante, expresó sin medias tintas lo que piensa de lo precisado por Szyszlo: “Me parece una imbecilidad eso, de dónde puede sacar que somos mezquinos. ¡Por qué el museo tiene que llevar el nombre de Szyszlo, si es un MAC del Perú, no de alguien! Ponga bien claro que no tiene por qué llamarse museo de Szyszlo”.

Algo de sentido común
“Cómo Szyszlo puede pensar que es un acto de mezquindad o nos dice mezquinos a los artistas que donamos obras para que se haga el MAC, aun sabiendo que está dirigido por una cúpula.
Lo hicimos porque estamos por encima de eso y queremos un museo colectivo para el país”, enfatiza Elda Di Malio, y promete que buscará un diccionario para ver si la palabra mezquino tiene otro significado, uno que ella no conoce. No lo puede creer. Pero Szyszlo, señora Di Malio, ha declarado que no pudo negarse a que el museo lleve su nombre porque se lo ofrecieron en un acto de inmensa generosidad.
“Creo que hubiera sido más generoso negarse a eso y entregárselo a todos los artistas. Si hubo una donación especial para que se haga el museo de Szyszlo, debieron ser dos cosas distintas”, nos contestó la destacada artista. Benito Rosas fue contundente, como las piedras que esculpe. ¿Se siente mezquino por haber firmado el comunicado? “Tengo 25 años haciendo arte en este país y eso no es un acto de mezquindad, es un punto de vista. Me parece que el MAC no debe tener el nombre de una persona viva”. Los artistas también han subrayado que siempre desearon que la construcción del MAC fuese abierta a un concurso público de arquitectura. Sobre esto, Rosas indicó: “Un museo es el rostro de un país, ése es un problema nacional y acá parece ser un problema de amigos. En el Perú hay excelentes arquitectos que debían ser convocados y eso no me parece mezquindad o egoísmo, es un mínimo de sentido común. Cooper puede ser un buen arquitecto, pero estoy seguro de que aquí hay tan buenos o mejores arquitectos que él.”

El artista Carlos Runcie Tanaka nos dio su opinión con una elegancia que su colega Szyszlo no tuvo. “No se trata de quitar méritos al maestro Szyszlo, cuyo aporte a la plástica peruana es innegable. Cuando los museos deciden hacer un homenaje a alguien, suelen designar una sala que lleva el nombre del artista y alberga su obra, ésta podría ser una solución. Para mostrar su obra y sus colecciones particulares, muchos artistas forman fundaciones. Tal es el caso de la Fundación Ineri-Ann Harithas, Fundación Oswaldo Viteri, Fundación Ricardo Migliorisi y muchas otras. Éste podría ser también un ejemplo a seguir. En un país con alto déficit de instituciones culturales, los problemas deben ser resueltos dejando de lado intereses personales y buscando integrar en lugar de desunir. Se debe llegar a una solución que permita que el MAC sea una pronta realidad”. Un deseo de Runcie que todos sus colegas y amantes del arte peruano de seguro comparten.

Sin comentarios
Ayer La Primera logró comunicarse con Pedro Cateriano, presidente del patronato creado para terminar el MAC y que decidió ponerle el nombre de Fernando de Szyszlo. Pero Cateriano sólo manifestó: “Por el momento no voy a dar declaraciones, es todo lo que tengo que decir”.
Por su parte, el arquitecto Frederick Cooper nos indicó que la directiva del IAC había resuelto que “no vamos a hacer ninguna declaración sobre este lamentable incidente. Sólo publicaremos en una página web el balance de la institución, para que lo vean quienes lo deseen”, aunque no pudo precisar aún cuándo ni en qué dirección electrónica.

“El MAC no debe llevar el nombre de Szyszlo, ni de ningún otro”
A inicios de este año, un grupo de políticos creó un patronato presidido por el abogado Pedro Cateriano, para apoyar al Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) en el relanzamiento de las obras del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Lima, y decidió ponerle al museo el nombre de Fernando de Szyszlo.

Los artistas plásticos que en 1998 donaron sus obras con el fin de recaudar fondos para construir el museo se enteraron por un diario, nadie les informó ni les consultó nada.

Así que renombrados pintores, intelectuales y amantes de la cultura han suscrito un fuerte comunicado pidiendo que el MAC no lleve ningún nombre propio, y que se explique por qué quedó inconcluso, así como el destino de los fondos que se obtuvieron gracias al aporte de los artistas.

A continuación, el reconocido pintor peruano Gerardo Chávez nos explica las razones.

–¿Por qué les cayó como baldazo de agua fría, a usted y otros artistas, la noticia de que el MAC se llamaría Fernando de Szyszlo?
–En ninguna parte del mundo los MAC llevan un nombre personal, para comenzar. No sé cómo el colega Szyszlo ha aceptado, no sé si es la vanidad o qué se yo, pero yo hubiera renunciado porque no me parece justo que en un país como el nuestro, donde deberíamos estar construyendo, uniéndonos para tener una imagen mucho más fuerte y hacer cosas más importantes, tengamos que recurrir a la vanidad y cosas por el estilo que crean malestar.

–¿Dónde se origina la idea de hacer un MAC?
–Es una historia que nace un poco descuartizada en alguna parte, porque se funda por los años ’50 el IAC, que es el Instituto de Arte Contemporáneo, donde muchos artistas, incluso extranjeros, entregaron obras para que existiera este museo un día. Entre los fundadores del IAC estaban Cartucho Miró Quesada, Sebastián Salazar Bondy, Maniecheca, el mismo Szyszlo, creo yo. Así que desde los ’50 se vino arrastrando la idea de hacer un MAC, pero este grupo se quedó muy encerrado en ellos mismos, no dieron a saber lo que se iba a producir un día con el museo o las obras de arte…

–Y el tema de hacer un MAC se retomó pocos años atrás…
–Un buen día, creo que el entusiasmo del arquitecto Freddy Cooper creció y se reveló él como quien estaba proporcionando el nuevo proyecto para el MAC. Yo lo felicito porque es un tipo de mucho entusiasmo, él ha querido verdaderamente hacer este museo, o hacer una arquitectura que corresponde totalmente a sus ambiciones y creo que ahí estuvo la pata coja de la mesa. Él no consultó a nadie, se ha podido convocar a un concurso arquitectónico o hacer un movimiento majestuoso, una cosa maravillosa, pero ya él había presentado su maqueta y él quería hacer el museo.

–Entonces la iniciativa de Cooper de hacer el museo vino junto con un diseño hecho por él.
–Sí, yo creo que del entusiasmo de Freddy Cooper, siendo presidente del IAC y al mismo tiempo el arquitecto que iba a hacer este museo. Pero este museo nadie lo aprobó, ninguno que no fuera del IAC.
Ellos dicen, de dónde vamos a sacar fondos, y entonces Cooper recolecta obras de arte de pintores peruanos importantes y de extranjeros. Se les pide obras a Antonio Seguí de Argentina, José Luis Cueva de México…
En fin, toda gente que pasó por el Perú y que le tenía un cariño especial dio su aporte, se hizo un remate en el año ’98, y se consiguieron 600 mil dólares.

–¿Les informaron a quienes donaron obras cómo se gastaría el dinero?
–Se dijo que iba a servir para hacer el MAC y que había empresas privadas que iban a asociarse para juntar una bolsa que permitiera hacer un museo importante, que la arquitectura iba a ser de primera y todo lo demás. Pero ya nosotros teníamos cierta duda porque no veíamos la maqueta del museo, ni nada. No hubo ninguna otra información. Sabíamos que desde los años ‘98, ‘99, había 600 mil dólares recaudados por este grupo de amigos del IAC. Ese dinero a nuestros días ha podido dar una renta, no sé quién llevaba la tesorería de este grupo.

–Entonces hasta hoy no rinden una sola cuenta…
–No. La única cuenta que supuestamente se ha rendido es que en coordinación con la alcaldía de Barranco consiguieron un terreno y ahí se han dibujado las formas que serían del próximo MAC.
Nosotros estuvimos contentos, finalmente vamos a tener un MAC, nos pareció extraordinario, imagínate tú, no hay artista peruano que no se sienta bien ante eso, una idea que siempre fue entusiastamente llevada por Cooper, eso no se niega.

–Hasta que el museo de todos se convirtió en el museo de uno.
–Nos sorprendió que el 12 de febrero pasado anunciaran en un diario un nuevo grupo formado por Kuczynski, Roberto Dañino, Pedro Cateriano… No sé, para mí son siempre los mismos, y si no lo son, se parecen. Entonces, ¿qué piensa hacer ese nuevo patronato? Que el MAC lleve el nombre de Szyszlo.

–¿Por qué no es usual en otras partes del mundo que un MAC lleve el nombre de una persona?
–Porque el MAC está hecho como símbolo de una ciudad, un pueblo. Además, la obra que se hace ahora no va a ser contemporánea en 50 años. Podemos llamar Museo de Arte Moderno a aquellos como los museos Tamayo o Botero, hechos por empresas privadas o por los artistas mismos, para acoger sus propias obras y también de otros.
Pero contemporáneo se refiere a un determinado tiempo, sería un error. Lo mismo pasaría con una Biblioteca Nacional, no debería llevar el nombre de un escritor porque es de todo un pueblo, un país. Creo que hasta es un convenio entre museos del mundo que si el museo es nacional, no puede llevar el nombre de una persona.

–En todo caso, cuando se pidió obra a los artistas, se les debió advertir que el museo llevaría un nombre personal…
–No se nos dijo, porque esto no se hace. Ellos sólo acudieron a pedirnos obras para construir este museo. No se nos debe utilizar para enriquecer los egos de otros. ¡No puede ser! O estamos en un mundo colectivo, o no sé qué.

–¿Pedro Cateriano, presidente del nuevo patronato, o alguien más los ha convocado para informales de su creación?
–No, para nada. Creo que todos los colegas e intelectuales con quienes hemos conversado están indignados por lo que nos toca vivir en este momento. Todos estamos de acuerdo en que debemos escribirles y pedirles cuentas, qué se hizo con ese dinero y que se porten como gente con nosotros, que somos también artistas del Perú.

–Ofende quizá que ustedes sean artistas para pedirles obras y recaudar dinero, pero para tomar decisiones ya no…
–Pero claro, es ahí donde nos sentimos usados, no ha habido ninguna sugerencia, no nos han pedido absolutamente nada, y creo que mañana tampoco nos pedirán cuadros para que hagan parte de este museo, porque seguramente no estamos a la altura ni tenemos calidad de pintores para poder ser parte, eso supongo. Hay una falta de generosidad de ese grupo al no hacer participar a sus otros artistas de lo que ellos vienen haciendo o quieren hacer, eso nos pone en un estado de amargura.

–¿Hay una “argolla” que margina a quienes no están en ella?
–Aquí existe eso y es muy antidemocrático, creo que se nos debe dar la oportunidad… Creo que a pesar de todo debemos reaccionar con amor porque queremos construir, que se nos dé nuestro lugar y que estas argollas de ciertos amigotes, que comprendan, que aquí los culpables de estas situaciones como de guerra las crea la derecha, yo creo que eso es. Estamos indignados y a mí no me sorprende para nada que mañana tengamos Humala y pasado otro Humala y así, porque nos crean como odio, situaciones un poco tensas. La verdad es que es embarazosa esta situación, es de una terrible tristeza.


El comunicado de los amantes del arte peruano
Ya fue firmado por importantes artistas plásticos peruanos como Carlos Revilla, Venancio Shinki, Alberto Guzmán, Enrique Galdós Rivas, Leoncio Villanueva, Elda Di Malio, Benito Rosas, entre otros, además de artistas plásticos jóvenes, poetas, músicos y personajes vinculados a las artes.

Cabe anotar que el comunicado concluye diciendo que los firmantes “siempre desearon que la construcción de tan importante centro cultural fuese abierta a un concurso público de Arquitectura (sin olvidar el éxito de algunos arquitectos peruanos en el extranjero) y a la participación de empresas privadas y otras instituciones, para que pueda convertirse en un gran punto de encuentro de la artes plásticas contemporáneas peruanas a favor de la ciudadanía y del turismo”.

Pintor en su tierra
Gerardo Chávez ha iniciado, con su propio dinero, la construcción de un museo en Trujillo, su ciudad natal, donde albergará no sólo obras suyas, sino también otras tantas de destacados artistas latinoamericanos. “Lo voy a legar a la ciudad de Trujillo. Ahora, que lo llame Gerardo Chávez o Juanita Pérez no tiene importancia, lo que tiene importancia en este museo es lo que va a tener dentro y lo que va a saber ofrecer al público”, señala el artista. Y es que en este caso se trata de un proyecto personal, a diferencia del MAC de Lima, que es un proyecto colectivo, para el país.

Más datos
La Primera quiso recoger la versión del arquitecto Frederick Cooper, pero en su oficina nos informaron que estaba fuera de Lima. Tampoco nos fue posible, hasta el cierre de esta edición, comunicarnos con Pedro Cateriano. Por otro lado, fuentes cercanas al IAC señalaron que con los 600 mil dólares recaudados en la subasta de obras se ha construido lo que hay hasta ahora, es decir, el cerco y las estructuras (ver foto). Además, reconocieron que no han informado aún a los artistas del uso que se dio al dinero recaudado gracias a ellos.

Ramiro Llona revela más líos en el MAC
Ramiro Llona, uno de nuestros artistas plásticos más importantes, confiesa que él, al igual que decenas de artistas y amantes de la cultura peruana, piensa que el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), que se levanta en Barranco, no debe llamarse Fernando de Szyszlo, pues fue concebido como un proyecto nacional. Sin embargo, cree que el problema con el museo va mucho más allá, y revela por qué. Catherine Lanseros

–¿No se convertirá esto –como ocurrió con los escritores– en un pleito tipo costeños vs. andinos?
–¡No! No es ni costeños versus andinos, ni abstractos contra figurativos o Bellas Artes contra la Católica. Cuando di mi primera opinión sobre este tema, ni siquiera me había llegado el comunicado, sino que había leído las declaraciones de (Pedro) Cateriano, y a raíz de eso hablé. Así que esto es un esfuerzo de personas, no nos equivoquemos.

–Pero Szyszlo se lo tomó a pecho. Dice que es una “suma de mezquindades” pedir que el MAC no lleve su nombre.
–Uno de los grandes errores de la respuesta de Szyszlo, que es incomprensible e insultante, es que está transformando esto en algo personal cuando no es así, es con una institución. Todos los artistas han sido enfáticos en eso y algunos hasta han manifestado su respeto por él y que merece un museo, pero con fondos propios, en otro proyecto.

–Como suelen hacer los artistas que quieren un museo con su nombre…
–Exacto, meten la mano al bolsillo y ponen el dinero, él y quienes lo quieren apoyar. Estoy muy preocupado porque Szyszlo dice que falta información y sí, falta, pero esa falta viene de ellos, y lo poco que informan es terrible.

–¿A qué se refiere?
–La inquietud viene de hace tiempo porque el diseño del MAC se hizo sin concurso, porque no abrieron el proyecto. Es su derecho, son una entidad privada, pero si han sacado la mano y están a cargo de un proyecto nacional, tienen la obligación moral y ética de compartir. Hace un año, cuando expuso en la Maison de L’Amérique Latin, Szyszlo dijo cosas que llamaron la atención; que él iba a donar esos cuadros al museo ¡40 ó 50 y el museo no es muy grande! Y dijo que en el MAC no entrarían instalaciones. A la gente joven le pareció extrañísimo.
Eso, más lo dicho por Cateriano y la reacción de Szyszlo, revelan que esto es algo con nombre propio. Ahora, Cateriano dijo algo que encuentro peligroso; que por si acaso es otra persona jurídica, el IAC y el MAC son cosas distintas.
Ahí habría que llamar la atención del alcalde de Barranco porque el contrato es con el IAC, no con el MAC. No sé si están trayendo las malas artes de la política al campo del arte...

–Los señores Cooper y Cateriano no quieren hablar sobre este tema, pero ciertas fuentes señalan que el IAC ha firmado un contrato por el que cede, al patronato de Cateriano, los derechos para terminar el museo y administrarlo. ¿Saben de eso?
–No, pero uno no es tonto y lee entre líneas, así que la poca información dada basta para estar indignados y en alerta. No creo que esto se resuelva con que alguien se ofenda y que la directiva decida no declarar, pero el problema va más allá. El IAC es el “dueño” del proyecto del MAC del Perú, según Szyszlo desde el año 55. Eso es lo grave, porque así como no puede haber dos selecciones nacionales de fútbol, hay un solo proyecto de MAC. Sé que hubo intentos de lanzar proyectos de arte contemporáneo, pero fueron minimizados o acallados por el IAC, porque ya existía un proyecto. Entonces bacán, que nos devuelvan los 6oo mil dólares, ¿pero quién nos devuelve 30 años de gestiones? No dejaron que el MAC se diera de otra manera, pasó el tiempo, el MAC desaparece y es un museo para una persona.

–¿Está de acuerdo en arreglar esto poniendo el nombre de Szyszlo a una sala del MAC?
–No, ¿por qué habría una sala Szyszlo? Entonces hagamos también una para Emilio Rodríguez Larraín, para Eielson, para Humareda ¡Hagamos el museo en el campo de la U! No puede ser… Esto va en una dirección que no es la que los artistas pensábamos, ni la que la ciudad merece.

–Veo que lo del nombre del MAC ha sido el detonante de varios conflictos que se arrastraban, por decisiones polémicas tomadas sin consultar…
–Exacto, pues algo que también preocupa mucho es el guión museográfico. Es como hacer una biblioteca nacional y ponerle el nombre de un escritor vivo y ocupar el 70% de los archivos con todas las ediciones en todos los idiomas, que han salido de sus libros. No se trata de eso, esto es un proyecto nacional.

–Cuando les pidieron obras para subastarlas, ¿no les presentaron un guión museográfico?
–No. Mire, cuando se hizo la subasta tuve mi primera gran sospecha, porque en la cubierta del catálogo pusieron la reproducción de un cuadro de Szyszlo. No me pareció bien porque si todos dimos obras con la misma generosidad e intención, ¿por qué iba a salir la obra de uno de los pintores en la carátula? Ya había ahí algo por lo que debimos protestar públicamente, porque a voz baja se protesta todo el tiempo.

–Varios creen que Szyszlo y sus amigos del IAC y el nuevo patronato son una élite que excluye a otros artistas ¿Tiene usted esa percepción?
–Siempre habrá una élite, pues hay quienes tienen acceso a mejor educación, a los circuitos económicos, a la política… Pero una élite debe dar el ejemplo, justamente porque tuvieron mejor educación. Cuando se hacen cargo de un proyecto de interés nacional, deben comportarse de una forma más democrática. Además, creo que éste es el único patronato cuyos integrantes no han aportado. Vas al Museo de Arte Moderno en Nueva York o a la Ópera Metropolitana y lees la lista de “patrons” o “trusties”, que son los donantes. Acá no, el primer gran capital que hubo fue el aporte de los artistas. No ha habido la voluntad de meter la mano al bolsillo y aportar.

–Ni mucha eficiencia, al parecer…
–Así es. Ahora, sé que este segundo impulso para el MAC ha venido de la Superintendencia de Bancos, y ése es un organismo estatal, ¿o me equivoco? Tengo la información de que la superintendencia ha agrupado a bancos, AFPs y amigos para que aporten fondos. Sería interesante saber cómo está funcionando esto.

–¿Cómo solucionar todo para que el MAC no termine como un cementerio de fierros?
–El problema es que con el silencio del patronato y la actitud de ofensa de Szyszlo, esto se convierte en un asunto de “o hacemos esto, o no hacemos nada”. Es como entrar a la segunda vuelta y escoger entre el menos malo de los candidatos. Hay que insistir en que abran el proyecto y lo lleven en la dirección inicial.
Ahora, si amparados en eso de la nueva persona jurídica siguen haciendo lo que les viene en gana, pues pasarán a la historia como quienes llevaron un proyecto de espalda a las reales necesidades de la ciudad. Pero al menos habrán liberado el verdadero proyecto del MAC y habrá que empezar de cero, esta vez más atentos.

Es con el IAC
Consultado por La Primera, Martín del Pomar, alcalde de Barranco, manifestó que en efecto el contrato para el uso del terreno donde se construye el MAC, está firmado con el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y no con el nuevo patronato. Que no ha sido informado sobre el contrato que habría entre el patronato y el IAC, pero que hará las verificaciones pertinentes para establecer las consecuencias legales que pudieran surgir.

Carlos Revilla: Aquí hay una argolla
El debate sobre el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) continúa. Al pintor Carlos Revilla no le importa el dinero, pero cree que Szyszlo debe negarse a que el MAC lleve su nombre.

¿Por qué firmó el comunicado?
Porque me pareció una falta de ética que el MAC llevara el nombre de Szyszlo. En general, los museos no llevan el nombre de un pintor. Y si éste quiere hacerse su museo, no utiliza el dinero de la venta de cuadros de otros pintores.

¿Una falta de ética de Szyszlo o del Patronato?
Del Patronato. Creo que Szyszlo no debió aceptar esta propuesta. Lo mínimo que debe hacer una persona que está en vida es no aceptar estos homenajes.

Szyszlo nos dijo que le pareció un gesto de generosidad.
¿Generosidad? ¿Hacia quién? Hacia él mismo, claro. Insisto, es una cuestión de ética. Los museos deben ser para todos, no para una persona. Ahora, la protesta no viene solo de nosotros los pintores; hay intelectuales, escritores, coleccionistas, a quienes esta propuesta nos parece absurda.

¿Qué piensa de la postura del Instituto de Arte Contemporáneo y del Patronato de guardar silencio?
Yo no sé qué pasa acá. Supongo que tienen un compromiso con Szyszlo y, por eso, no quieren dar marcha atrás. Ahora, si la gente del Patronato insiste en el nombre -por presiones económicas o las que fuesen-, entonces que sea el museo de Szyszlo y punto. Eso sí, ningún pintor dará un cuadro para ese lugar. Pero ya se han aprovechado de parte del dinero de las obras vendidas, que son 600 mil dólares.

¿Usted pediría alguna devolución?
Bueno, no nos quedaría más remedio que tomar esto como una donación.

Se dice que la mayor parte de lo recaudado en la subasta no vino de artistas peruanos.
Eso es normal en el mercado del arte. Tengo entendido que se ofreció una obra de Botero. Naturalmente, un cuadro de Botero es más caro que una obra de un artista peruano. Nosotros no protestamos por el dinero; lo hacemos por una cuestión de ética. Pero en este país pasa de todo; habrá que aceptar la argolla de estos señores.

Si los ven como una argolla, ¿por qué donaron sus obras?
Porque, en un inicio, no iba a ser el Museo Szyszlo; iba a ser un museo de arte contemporáneo.

¿Hay un cambio de reglas?
No sé qué pensar. Quiero decirle a Szyszlo, con todo el respeto que se merece, que no es ético ni correcto que acepte. Punto.

Como Ramiro Llona, ¿usted cree que el Museo de Arte puede tomar la posta y hacer el MAC?
Claro, me parece lógica esta propuesta. Esto no es contra Szyszlo. Si hubieran decidido ponerle el nombre de otro artista, también habríamos protestado. Él es un gran artista y un intelectual de primer orden. Por eso, debe darse cuenta de que no es correcto lo que le han propuesto.

¿Usted se sentaría con la gente del Patronato para encontrar una solución?
Si me convocan, sí. Es más, hasta podría donar otra obra si se necesita hacer otra subasta.

5 Comments:

Anonymous Anonymous said...

(dos aspirantes a Vargas Llosa dijeron lo siguiente)

Vargas Llosa sobre Szyszlo (por Ivan Thays)

La última "Piedra de Toque" de Mario Vargas Llosa está dedicada a comentar el tema del Museo de Arte Contemporáneo y la bronca que se armó entre los pintores para eviatr que se conozca a ese Museo como Museo Szyszlo. Es interesante porque aporta datos nuevos que explicarían muy bien para los legos -entre los que me incluyo- el punto de quiebre del problema. En primer lugar, Vargas Llosa reconoce que la ambición de hacer u n Museo de Arte Contemporáneo es muy antigua y que jamás tuvo apoyo de entidades públicas. Luego, nos remite a la idea de un importante economista -no nombrado- quien al ver los Museos Tamayo en México y Botero en Colombia, se le ocurrió que podría haber un Museo Szyszlo en el Perú. Luego, ambos hilos de la madeja se enredad -y esta explicación no la había oído hasta ahora, y al menos para mí impone una nueva perspectiva en el asunto-: "conociendo mi vieja amistad con Szyszlo, los directivos del IAC me llamaron para pedirme que los ayudara en una gestión que acababa de ocurrírseles para salvar el proyecto del IAC, que, debido a la falta de recursos, podía colapsar: proponer a Szyszlo que, a su vez, propusiera a los empresarios que trabajaban en el proyecto del museo dedicado a su obra que fundieran ambas iniciativas en una sola y dedicaran todos los recursos a terminar el Museo de Arte Contemporáneo, el que, por ello mismo, llevaría el nombre del pintor al que querían homenajear".

Este argumento pone en una situación incómoda a muchos pintores que participaron en la polémica y que probablemente conocían los pormenores de este enredo que el público general recién ahora conoce en labios de uno de sus protagonistas (involuntarios). Vargas Llosa aprovecha la ocasiòn para hablar de la envidia y una explicación para el exilio que es la naturaleza de la mayoría de escritores peruanos: "los creadores de cualquier género viven aquí (en el Perú) con un irremediable sentimiento de encierro y marginalidad, de asfixia, lo que exacerba las rivalidades, las guerras intestinas, los odios y emulaciones fratricidas. Y la permanente sospecha de que en este pequeño ámbito no hay espacio más que para uno solo, que si alguien tiene éxito desaparece a los demás. "Tener éxito" en un contexto así significa arrostrar la furia y la enemistad de los colegas. No es extraño, por eso, que tantos escritores y artistas jóvenes sueñen con escapar de esa opresiva trampa y exiliarse a lugares donde crear sea una experiencia más exaltante, menos castradora y sórdida".


Mal de muchos (por Gustavo Faveron)

Quienes pensaron que la polémica entre escritores criollos limeños y escritores criollos andinos se había visto ensombrecida por un exceso de egos, orgullos e intolerancias personales, tienen ahora un nuevo punto de referencia en materia de discusiones gratuitas y broncas sin sentido.

El lío suscitado en torno al nombre que ha de llevar el futuro museo de arte contemporáneo de Lima no podría ser más ridículo: unos (Freddy Cooper y Pedro Cateriano) han querido aprovechar una ocasión que debería estar desprendida de personalismos para rendir homenaje a un amigo. Otros (José Tola, Elda di Malio, Gerardo Chávez, etc.) han reaccionado como si colocar el nombre de Szyszlo al museo implicara un insulto directo a los demás. No voy a lanzar más leña al fuego de una seudo polémica a todas luces absurda, pero sí me interesa hacer notar una cosa: jamás en nuestra historia reciente ocurrió algo (no importa qué) que hiciera opinar en voz alta sobre un mismo tema, de manera simultánea, a decenas de artistas y otros personajes ligados al mundo de la plástica peruana.
Ni las censuras ni las críticas ni los nepotismos, ni los premios dudosos ni los privilegios ni las políticas estatales, ni el futuro de las escuelas de arte ni el tema de la plástica nacional ante los años de la violencia: nada ha resultado tan digno de debate para nuestros artistas más reconocidos como el asunto de qué nombre ha de llevar el nuevo museo limeño. Desde aquí, un pedido al gremio: por favor, acaben con esa discusión y pasen a otro tema, si es que se les ocurre alguno, antes de que nos asfixie Bizancio.

10:38 AM  
Anonymous Anonymous said...

Hablar de los 600 mil dólares es fantasía. Nadie sabe realmente y de manera oficial donde fue a parar lo recaudado, ni los autores de la obras saben donde están sus cuadros si no fueron vendidos, su derecho moral sobre las obras los asiste.

Este es un caso de corrupción en las más altas esferas del arte. Y Vargas Llosa cree que es un mal menor. Ninguno de los artistas recibió algún documento que certifique su donación. La suma de la cotización de lo ofertado en esa subasta SUPERA largamente los 600 mil dólares. HASTA AHORA NO SE HA VISTO RECIBO O RENDICIÓN DE CUENTAS ALGUNO. Bien podrían estar los cuadros que no se remataron apolillándose en el potrero de alguno de los mandamases de IAC. Creo que los artistas pueden dejar el nombre como un problema menor. El mayor problema aquí es que al no rendir las cuentas, debemos asumir que SE HAN TIRADO LAS OBRAS DONADAS.

1:05 PM  
Anonymous Anonymous said...

Nadie sabía nada hasta ahora de ese grupo de "generososo" empresarios que querían contruirle un museo a Szyszlo. Eso es un invento de Vargas Llosa, y si no así que lo demuestre: quiénes son esos empresarios y cuánto billete querían aportar a la supuesta "fusión" de proyectos.
Lo único que se sabe a ciencia cierta es que para el proyecto del IAC sólo había 2 cosas:

1. Un terreno donado gentilmente por la Municipalidad de Barranco (es decir por los vecinos de Barranco)con un valor estimado de 300,000.
2. Un fondo de US 600,000 obtenido mediante una subasta para la cual numerosos artistas donaron sus obras.

Hasta ahí estamos hablando de casi un millón de dólares aportados por un grupo amplio de artistas y por los vecinos de Barranco. Un mínimo de cortesía exige que se les consulte a esas personas si están de acuerdo con ponerle nombre propio al que debería simplemente llamarse Museo de Arte Contemporáneo de Lima. Los ciudadanos tienen derecho a reclamar no sólo en aquellos casos en los que un dictadorzuelo tipo Hugo Chávez hace uso indebido de fondos públicos, o le pone el nombre de un correligionario de partido a un edificio público.

1:28 PM  
Anonymous Anonymous said...

(AL PARECER SZYSZLO RECULÓ)
El MAC de Barranco no se llamará Fernando de Szyszlo

El Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y el Patronato del MAC han emitido un comunicado en el que dan cuenta de su gestión y explican por qué decidieron desistir de llamarlo como el pintor. Dos días después de que el escritor Mario Vargas Llosa tocara el tema en su columna quincenal del diario El Comercio, las juntas directivas del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y del Patronato del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) decidieron pronunciarse sobre la controversia surgida por el nombre y la gestión del MAC. Al parecer, los reclamos de los artistas los hicieron desistir de sus primeras intenciones.

EL RECLAMO. El pasado 12 de febrero, el presidente del Patronato del MAC, Pedro Cateriano, anunció que el futuro museo llevaría el nombre de Fernando de Szyszlo. Al saberlo, un grupo de artistas -encabezados por el pintor Gerardo Chávez- emitió un comunicado expresando su desacuerdo porque, primero, jamás se les informó que el museo iba a tener nombre propio y, segundo, los promotores del MAC nunca dieron cuenta de su gestión. Estos artistas consideraban sustentado su reclamo por haber donado obras suyas para una subasta pro fondos convocada para la construcción del MAC y no para el museo de un artista.

DAN MARCHA ATRÁS. En su primer punto, el comunicado del IAC indica que la construcción del MAC seguirá, pero que ya no se llamará Fernando de Szyszlo, "por decisión del propio artista". Se comprometen, además, a realizar las gestiones necesarias para que los nuevos benefactores del MAC no retiren los fondos ofrecidos, pues una de sus exigencias era que el museo llevara el nombre de Szyszlo. Según explican, la decisión de ponerle el nombre de este artista al MAC obedeció a la fusión de dos proyectos: el del museo Szyszlo, que contaba con fondos y auspiciadores, y el del MAC, sin recursos y estancado -a pesar de sus esfuerzos- por innumerables trabas burocráticas, administrativas y económicas. En su tercer punto, el IAC y el Patronato señalan que, si bien "aceptan la decisión a la que lamentablemente ha sido llevado el señor Szyszlo, rechazan las agraviantes publicaciones hechas con motivo de la dación de su nombre al museo". Y agregan: "Por más de que el museo (.) no lleve su nombre, será siempre recordado como el que lo impulsó desinteresadamente".

EL SILENCIO. También afirman que no dieron cuenta de su gestión para no interferir con el desarrollo del proyecto, pues "su evolución ha estado constantemente marcada por infortunadas o incomprensibles dificultades, que determinaron que no se deseara exponer situaciones no resueltas o en conflicto. El criterio fue, más bien, dar a conocer su avance en su etapa concluyente (.) La directiva no consideró apropiado informar a los donantes de las obras subastadas sobre su desarrollo, por cuanto ello solo podría haber comunicado una situación incierta".

12:59 PM  
Blogger chinochan said...

tanta webada por el nombre.
pónganle MAC y se acabó el payaso.

5:18 PM  

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